Color ámbar oscuro, con ribetes verdosos. Limpio y brillante como consecuencia de su estabilización a lo largo de los años. En la fase olfativa, la intensidad alcohólica inicial propia de sus 40º se muestra, tras unos segundos de oxigenación, suavemente equilibrada con notas de pasificación, así como con recuerdos a maderas nobles, ebanistería y fondo de Solera vieja. Perfumado sin cansar en nariz y gratamente apetecible. En boca es muy redondo, placentero, aterciopelado y con una sutil dulcedumbre que recuerda a la materia prima, como a las barricas en las que ha envejecido. La fase retronasal es de absoluta plenitud, con una intensidad de postgusto muy prolongada.
Este destilado forma parte de la segunda fase del proceso de envejecimiento de los brandies que elaboran Ximénez Spínola. La primera fase es la misma del Brandy DIEZ MIL BOTELLAS, de cuya saca anual se separan 2100 litros para continuar envejeciendo 13 años más en barricas de roble americano de 225 litros.
Originariamente, los destilados de Pedro Ximénez, son alcoholes extraídos que se envejece en toneles de madera de Castaño de 750 litros de capacidad, que han sido previamente envinados con el vino Pedro Ximénez de pasas; la suma de Castaño y Roble lo hace muy equilibrado. Hay una perfecta armonía entre los sabores y aromas dulces, que el Castaño respeta, y los recios astringentes que el roble aporta inevitablemente. El conjunto final se alcanza gracias a la aportación de la uva Pedro Ximénez como materia prima y a la calidad de las barricas que se seleccionan para su elaboración. La saca de cada barrica se hace siguiendo criterios de cata sensorial y organoléptica, pero aun así la regularidad año tras año es tan estricta que es prácticamente imposible distinguir una saca de otra anterior. Finalmente el rendimiento es inferior a 100 botellas de destilado por tonelada de uva fresca.