Color ámbar, limpio, brillante, sin ribetes gracias a la neutralidad del Castaño. En nariz es intenso, con aromas que recuerdan a la pasa y a la ciruela, propios del envinado de los toneles de Pedro Ximénez en lo que se envejece. En boca mantiene un equilibrio sereno, dejando apreciar la calidad del destilado de vino original envejecido. Retrogusto sutil de dulcedumbre natural que ayuda a limar las aristas alcohólicas, hasta hacerlas casi imperceptibles. Mantiene toques intensos de una madera envolvente que no aporta amargor y lo hace especialmente agradable al paladar.
Destilado de vinos de la Casa, que forma parte de la primera fase del proceso de envejecimiento del resto de brandies que elaboran. Una vez destilados de Pedro Ximénez, los alcoholes extraídos se envejece en toneles de madera de Castaño de 750 litros de capacidad, que han sido previamente envinados con el vino Pedro Ximénez de pasas.
El Castaño era la madera básica de la tonelería en Jerez, antes de 1939, fecha en la que la deforestación provocada por la guerra civil, obligó sustituirla por el Roble Americano. Este destilado permanece como mínimo 12 años en tonel de Castaño, antes de ser embotellado. Es decir que estamos ante el destilado más parecido posible al Brandy que se bebía en España hasta mediados del siglo XX. Honestamente nadie hace, a día de hoy, ninguna elaboración parecida. La particularidad del Castaño es que es una madera que no aporta excesivas notas astringentes. Sus sabores y aromas son básicamente de oxidación, siendo tan respetuosa con el producto originario, que incluso ayuda a que perviva el recuerdo aromático y gustativo de la propia uva Pedro Ximénez.
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